La Justicia que no hace justicia es, básicamente, injusta (una carta contra la violencia vial)

DOS preguntas: ¿qué sentirían si a su hijo, esposo, hermano o amigo le matara un desaprensivo? ¿Cómo se quedarían si la pena al homicida fuera de cuatro años de prisión? ¿Qué pensarían de la justicia si los jueces deciden que esa pena, ya de por sí exigua, sea rebajada a dos años y medio de reclusión, en sentencia sin posible recurso, porque el homicida tiene trabajo estable y novia?

Eso no es ficción, eso ha pasado. Se lo recuerdo. Dos individuos deciden probar su espectacular deportivo (220 cv) en pleno centro, en el Paseo de Bizkaia de Donostia-San Sebastián. Tras saltarse dos semáforos en rojo impactan contra un vehículo que circula correctamente por su vía. El coche sale volando a 36 metros de su punto de impacto, alcanzando una altura de al menos 1,20 metros; la velocidad del impacto es de unos 135 km/h. En definitiva: una grave imprudencia, un homicidio, un muerto, Lander de la Maza, un brillante joven con toda la vida por delante, una familia rota.

¿Y luego? Una excelente reconstrucción por parte de la Guardia Municipal de la capital, que no se limita a decir quién es el culpable del siniestro como mero trámite para los seguros, una Fiscalía implicada en la persecución de un acto de violencia vial, y un juzgado de lo penal que valora el desarrollo y las consecuencias de unos actos condenando al conductor a cuatro años de prisión por homicidio imprudente. ¿Y todo esto para qué?, para que en una absurda e incomprensible aplicación del artículo 66, la Audiencia Provincial de Gipuzkoa desarrolle todo un discurso que no pone en duda alguna los hechos probados, y que finaliza remarcando el hecho que el autor de los hechos que en su momento tenía 29 años, novia y trabajo desde el año 2004, por lo cual al estar plenamente integrado en la sociedad reduce la pena a dos años y medio. Esto es una auténtica puñalada para las víctimas de la violencia vial, y crea jurisprudencia (si fueramos el abogado de Ortega Cano, ya la estaríamos analizando para su recurso). Y genera dudas: ¿y si no hubiera tenido novia? ¿Y si su relación fuera homosexual? ¿Y si estuviera en el paro? ¿Hubieran sido esas circunstancias atenuantes o agravantes?

Como está de moda decir ahora, acatamos pero no compartimos. Es más, esta sentencia nos avergüenza y nos indigna a partes iguales. No la encontramos ningún sentido jurídico ni humano. Nos preguntamos: ¿qué pasaría si otro individuo, saltándose dos semáforos en rojo, impactara a 135 km/h contra un vehículo que accede a la calle San Martín desde la calle Manterola o contra un peatón que accede a su puesto de trabajo en la Audiencia Provincial y lo mata? Tranquilos, señores jueces de la tercera sala de la Audiencia Provincial, sus hijos, siendo menores de 18 años cobrarían unos 19.000 euros, si fueran mayores de edad unos 9.000 y la persona que causó el ¿accidente?, con trabajo, novia, y plenamente integrado en la sociedad, tendría jurisprudencia para solicitar dos años y medio de prisión. Aunque nunca se sabe si, por casualidad (la violencia vial no distingue de castas) la víctima fuera un togado, ¿quizás sería eso considerado como un atentado a la autoridad?

Gracias para terminar, por su inestimable ayuda y abnegada entrega en la erradicación de la violencia vial. Muchas gracias.

Dicky Del Hoyo, Juan Mari Lertsundi, Pedro Gutiérrez García-Diego, Xabier de la Maza y Josetxo Etxeberria

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DÍA MUNDIAL EN RECUERDO DE LAS VÍCTIMAS DE TRÁFICO – NOTICIAS DE GIPUZKOA

Dramas de la violencia vial

EL HERMANO DE XABIER FUE ARROLLADO MORTALMENTE HACE TRES AÑOS. JOSETXO PERDIÓ A SU SUEGRO EN HERNANI

Domingo, 17 de Noviembre de 2013 – Actualizado a las 06:07h

 

Josetxo Etxeberria mira el retrato de su suegro, en la GI-2132, cerca de Chillida Leku, donde un coche invadió el carril a 144,5 kilómetros por hora.

Josetxo Etxeberria mira el retrato de su suegro, en la GI-2132, cerca de Chillida Leku, donde un coche invadió el carril a 144,5 kilómetros por hora. (Ruben Plaza)

Xabier de la Maza en el Paseo del Árbol de Gernika de Donostia, donde fue arrollado mortalmente su hermano Lander.

LA madre de Lander sigue colocando flores una vez por semana. Maite zaitugu puede leerse bajo la foto en su recuerdo. En la misma farola, otra instantánea, esta vez de sus amigos. Al joven no le faltan muestras de cariño, el problema es que a los familiares les falta Lander. Los conductores que circulan a diario por el Paseo del Árbol de Gernika, en Donostia, situarán inmediatamente el escenario de la tragedia. Ocurrió frente al cruce del Puente de Deusto, donde se siguen depositando flores y fotos tres años después del accidente mortal. El donostiarra fue alcanzado por un Ford Focus pilotado por dos jóvenes a bordo de un deportivo de alta cilindrada. Llegó como un obús, se saltó dos semáforos en rojo y acabó impactando contra el vehículo de Lander. «Habían aumentado la válvula del turbo, toda la presión estaba en las ruedas. Venían a 135 km/h en un tramo delimitado a 50 km/h. Mi hermano se incorporaba y se lo llevaron por delante», indica mirando hacia Deusto Xabier de La Maza. «El impacto fue tan brutal que acabó 36 metros más allá, a más de un metro de altura», señala en dirección hacia los setos donde quedó el coche.

CURAR LAS HERIDAS

¿Cómo hacerlo?

Ocurrió el 28 de septiembre de 2010. De la Maza confiesa que nada cura las heridas. ¿Cómo acostumbrarse a una secuencia tan trágica? Haber hablado con el hermano poco antes, dejarlo pensando que daría una vuelta con su amigo y tener sus cenizas en las manos en menos de 36 horas. ¿Cómo asimilarlo? «Paso todos los días por el cruce, y siempre visualizo cómo tuvo que ser el impacto», dice a este periódico recorriendo el mismo lugar.

Su hermano, entretanto, permanece junto a él, fijo en el retrato en el que no deja de sonreír en una mañana lluviosa y de tráfico denso que exige la máxima precaución al volante. «Lo mejor para él es que no tuvo tiempo de darse cuenta de nada», se consuela De la Maza con un gesto compungido que contrasta con el de su hermano, que proyecta vida con su mirada, una vida truncada.

Con el fatal impacto, la tragedia no había hecho sino comenzar para la familia. Fue a las 1.50 horas cuando tocaron a la puerta de casa. Apresurada, abrió la madre. Frente a ella, la Guardia Municipal. ¿Son los padres de Lander de la Maza? «Sí, ¿qué ha pasado?».

Y a partir de ahí el horror. El siguiente recuerdo que guarda Xabier es el de sujetar en sus manos una bolsa de basura con la cazadora de Lander. Y a partir de ahí llamadas y más llamadas que comienzan a sucederse porque nadie da crédito a lo ocurrido.

Aquella noche Xabier se quedó con el móvil de su hermano, y pudo leer el SMS que le había mandado horas antes Alex, el amigo con el que se había citado. «Me estoy quedando pajarito…». Al ver que no respondía, Alex fue a su encuentro. Sobran las palabras para describir lo que vio al llegar al cruce donde perdió a su amigo.

HOMICIDIO IMPRUDENTE

Rebajan la pena impuesta

En el plazo de 20 días, el condenado por la muerte de Lander entrará en prisión. El hermano de la víctima dice que «será mínimo» el tiempo que permanezca privado de libertad. El Juzgado de lo Penal número 5 de Donostia le condenó a cuatro años de prisión por un delito de homicidio imprudente. La sentencia fue recurrida ante la Audiencia Provincial de Gipuzkoa, que ha rebajado la pena impuesta a dos años y seis meses.

La sentencia, notificada a 4 de octubre de 2013, indigna a la familia. En aplicación del artículo 66-1 del Código Penal, la Audiencia Provincial, que no pone en duda los hechos probados, rebaja la pena argumentando, entre otros motivos, que el acusado es «un joven normal, con trabajo estable y plenamente integrado, que reside con su familia y tiene novia, no habiendo sido condenado con anterioridad». La resolución no admite recurso.

Los allegados de Lander están indignados. «Esta sentencia nos avergüenza y nos indigna a partes iguales. No le encontramos ningún sentido jurídico ni humano. ¿Acaso es relevante que el autor de esos hechos tenga novia, que tenga trabajo? ¿Y qué ocurría si no lo tuviera? ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra?».

De la Maza no deja de lanzar preguntas a las que no encuentra respuesta, mientras la imagen de su hermano se va haciendo más y más pequeña, en la medida que nos alejamos del lugar para buscar refugio de la lluvia pertinaz.

«Lo peor de las leyes es que, con voz muy grave, los magistrados te pueden dar por saco igualmente». A Xabier le acompaña Josetxo Etxeberria, otra víctima de la violencia vial desde el 2 de febrero de 2006. En aquella ocasión, un coche que invadió el carril por el que circulaba su familia, cerca de Chillida Leku, en la GI-2132, acabó con la vida de su suegro e hirió a su mujer y su suegra.

El turismo en el que viajaban, un Renault Megane, giró 180 grados y quedó desplazado cinco metros. El conductor «arrojó una tasa de 2,5 gramos de alcohol por litro de sangre. Le cayeron tres años, aunque en breve se acogerá a permisos», sostiene Etxeberria.

En el coche también viajaba su hija Haizea, que entonces tenía cuatro años y fue quien se llevó la peor parte. «Llegó prácticamente muerta en mis brazos al hospital», rememora junto a Xabier, que sigue con atención su relato. «La pobre estuvo en coma barbitúrico. Yo también quedé ingresado. Recuerdo que el celador me llevó en camilla hasta la UVI. El primer día ni me reconocía». El segundo día algo cambió. «A mi hija siempre le hacía masajes en los pies antes de acostarse. Aquel día, aunque todavía no podía articular palabra, me acercó el pie. Aquello era un todo un signo», rememora su padre. Haizea ya ha cumplido doce años y hoy hace vida normal, recuperada de una tragedia que ha dejado secuelas físicas y psicológicas en toda la familia.

RESARCIR EL DAÑO

«¿Dinero o justicia?»

El drama irreparable de la violencia vial ha unido sus vidas. «¿Qué quieres, dinero o Justicia?» Fue lo primero que le preguntó Josetxo a Xabier. El primero llevaba ya años luchando para que se hiciera justicia, y conocía el tortuoso camino que se inicia tras un accidente mortal, especialmente cuando no es una compensación económica lo que se busca para resarcir el daño.

Ninguno quiere dejar aparcado en un arcén el alto peaje que han tenido que pagar, y abogan por hacer extensible su dura experiencia al conjunto de la sociedad, de modo que «entre todos podamos llevar a cabo un ejercicio de reflexión sobre la disposición con la que nos sentamos frente al volante». Recuerda Josetxo que cuando conoció a Xabier, le impresionó sobremanera las palabras que le dirigió su hija Haizea: Yo perdí a mi aitona, pero tiene que ser muy duro perder a tu hermano. «Eso le dijo. Mi hija, a pesar de su corta edad, ha madurado mucho con todo lo ocurrido», observa Etxeberria, que reclama para este tipo de accidentes una regulación normativa similar a la que se ha aprobado en los últimos años contra la violencia de género.

«En el caso de mi hermano», tercia De la Maza, «lo discutible es el razonamiento de los jueces, algo que además crea jurisprudencia». Etxeberria se muestra totalmente de acuerdo. «Es una interpretación que genera dudas. ¿Y si el conductor no hubiera tenido novia? ¿Y si estuviera en el paro? ¿Habrían sido esas circunstancias atenuantes o agravantes?», vuelven a preguntarse ambos.

Eso sí, agradecen la reconstrucción del trágico accidente que hizo la Guardia Municipal de Donostia, aunque «lo que ha venido después, lo acatamos, pero no lo compartimos».

DÍA MUNDIAL EN RECUERDO DE LAS VÍCTIMAS DE TRÁFICO

«Vino a 135 km/h y se llevó por delante a mi hermano; indigna que le rebajen la condena»

XABIER DE LA MAZA

Hermano de Lander, arrollado mortalmente

«Mi hija llegó prácticamente muerta al hospital; el conductor arrojó una tasa de 2,5»

JOSETXO ETXEBERRIA

Su suegro murió víctima de accidente

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No es un indulto, es un insulto

Hechos probados:

Un señor muy, muy, muy borracho decide conducir su automóvil: Los expertos dicen que con su  nivel de 2,49 gramos de alcohol en sangre (el límite es de 0,5) lo extraño es que no caiga desplomado inconsciente.

Es una lástima pero no se desmaya. Su pequeño cerebro reptil, ajeno a la razón, la lógica y a la humanidad hace que tome la peor de las decisiones: decide conducir su Nissan Almera.

Este individuo circula a 140 kilómetros por hora en una carretera comarcal con límite de 70. Hace eses, derrapa, se salta señales;  es la una menos diez de la madrugada. Y de  improviso en una curva de izquierdas y con cambio de rasante invade el carril contrario y embiste de manera brutal a un vehículo de una familia que, respetando las normas, circula hacia su hogar tras una reunión familiar.

Consecuencias (habla Josetxo, una de las víctimas):

“Tras la colisión mi suegro falleció poco después, nuestra hija de cuatro años, sufrió un traumatismo craneoencefálico muy grave que hizo temer por su vida, pasando 8 días inconsciente en la UVI, otros 12 días consciente, recuperando poco a poco el habla, motricidad y 7 días en planta; mi suegra ingresó grave en la UVI, con politraumatismos, fémur roto, brazos rotos, ha teniendo dos estancias en la UVI, y dos intervenciones quirúrgicas; mi mujer  sufrió  fractura de cabeza de fémur y fémur; yo, por mi  parte, tengo polialtralgia ósea y muscular…”

Hechos probados:

En el asfalto queda un cadáver y una familia rota. Los que han sobrevivido quieren lo imposible: que los muertos vivan, que los heridos curen sus secuelas físicas y síquicas. Pero eso no puede ocurrir.  Ya que no se puede lo imposible, la familia pide, como poco, lo justo. La Justicia y la reparación. Una petición sincera de disculpas del homicida, cierta empatía con los que sufren por parte del criminal que tanto daño les ha hecho. Cuando creen que nada puede ser más malo, sucede lo peor. 

Humillación de las víctimas: 

El criminal y sus abogados deciden que en este país, matar borracho en la carretera puede (y suele) salir gratis o casi. Así que se aplican a conseguir que así sea. Dilaciones, trampas legales, mentiras y ocultación de pruebas. Desprecio a las víctimas. Un Horror. Un calvario.

Lo inmoral, lo amoral y lo criminal todo unido en un cóctel siniestro. Cuando llega el juicio, muy tarde, la familia tiene que oír como el sujeto dice a la jueza que “no entiendo porque tengo  que estar aquí ya que lo paga todo el seguro”.

Eso es lo que ese tipo entiende por reparación y perdón, por culpa y por castigo. Pagar las costas y los daños y ya está todo arreglado. Puede seguir con su vida.

Y no es eso. No ha roto una cafetera ni ha estropeado un grifo. Ha matado personas y destrozado vidas. Y no lo ha hecho por accidente sino por negligencia criminal. Y no entera, ni quiere enterarse, ni se enterará, salvo que la pena sea ejemplar y tenga tiempo para pensar en un sitio tranquilo. Para que no se vaya de rositas y a otra cosa. Debe saber lo que ha hecho y sus consecuencias. Es un criminal, un delincuente que no ha mostrado una pizca de empatía con las personas cuyas vidas ha tirado por el desagüe.

 Hechos:

Joaquín B. es condenado a tres años, en sentencia firme. La familia suspira con alivio. Tres años no son nada comparados con sus vidas, pero al menos entienden que, ya que no les ha pedido perdón, ni ha entendido nada de lo que ha hecho, ni les ha puesto fácil conseguir la reparación,lo justo es que lo pague. Confían en las virtudes pedagógicas de esa, muy limitada, estancia en prisión. Lo repiten, no quieren venganza, sólo reparación.

La última broma macabra:

Joaquín B. ahora ha pedido el indulto. No quiere pisar ni un solo día la cárcel. Y la familia herida llora de impotencia. Quieren impedir que ese indulto se materialice. Es la última broma macabra, la última herida, la última muerte para el fallecido. Piden tu apoyo, porque ahora  parece que los indultos a los homicidas viales se han puesto de moda. Porque parafraseando a Budd, “esa familia se merece justicia y el criminal se merece pasar una temporada en la cárcel”.

Que así sea.

SI CREES QUE ESTE INDULTO ES INJUSTO TE ESTAREMOS MUY AGRADECIDOS SI FIRMAS LA PETICIÓN EN CHANGE.ORG

Al Excmo Ministro de Justicia del Gobierno De España: No al Indulto en la causa 375/2012 de la APG

http://www.change.org/es/peticiones/al-excmo-ministro-de-justicia-del-gobierno-de-espa%C3%B1a-no-al-indulto-en-la-causa-375-2012-de-la-apg?

ps

 

Y si quieres más información sobre este asunto mándame un correo a dicky@delhoyo.com

El final de la escapada (en las curvas de Zorroza)

Es lo que tiene el vivir en una zona fronteriza. En un cruce de caminos. La gente de Carson City lo sabía y los de Zorroza también. Aquí, en la margen izquierda, en ocasiones ves pasar a la gente y en otras la ves quedarse. Permanecer estampados, como polillas atraídas por la bombilla,  dentro de sus vehículos en las,  más que famosas, míticas curvas de Zorroza. Y así, lo que empieza con una voz en megafonía que te saca del sueño mientras aulla un «¡¡pare su vehículo!!», suele terminar invariablemente con un chirrido, un derrape y un automóvil incrustado en la acera. Con un coche con  el capó y el palier reventados tras llevarse por delante unos cuantos bolardos,  y con  la gasolina deslizándose peligrosamente.por la calle.  Y con dos señores esposados y  con la mitad del turno de la benemérita policia municipal de Bilbao comentando la jugada. A altas horas de la madrugada. No, perdón. A las cuatro y diez.

Y no es la primera vez. El  hombre (no el mismo siempre, claro), tropieza en esta curva, en coche  tras persecución policial, tres veces.

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Bobos, muy bobos y bobos al volante

Esto va sobre  la estupidez, sobre la arrogancia, sobre las desgracias que no ocurren porque sí. Del efecto perverso y destructivo de los mal llamados «accidentes de tráfico». He conocido demasiadas personas a los que sujetos  sin corazón ni cerebro,  al volante de vehículos,  han privado de sus seres queridos. A estas alturas creo  que «accidentes de trafico» hay muy pocos. Para que algo ocurra como accidente, es decir,  que sea un suceso eventual del que involuntariamente resulta un daño  tienen que darse muchas   circunstancias. Pero la estadística y la piel me han hecho observar que la suma de automóvil más  soberbia da como resultado  la desgracia. Y eso es debido a la causalidad no a la casualidad.

Odio al moralina y espero que no les parezca mal a los que lo sufren que lo diga en alto,   pero a Enaitz no lo mató un accidente. Su madre Rosa lleva años empeñada, con suerte desigual, en tratar de que el que la hizo la pague.  O Flor, la madre de Helena, que ha hecho  del recuerdo de su hija un motivo para levantarse cada día. O el terrible caso que me contaba la gente de Stop Accidentes, una tragedia  que padecieron en su carne y en su sangre Josetxo y su familia. Y otros, algunos tan cercanos en el tiempo, tan absurdos, tan crueles que duelen y seguirán en nuestra memoria aunque pasen los años.

Y decía que esto va sobre la estupidez. Y estos días vemos un anuncio del Gobierno Vasco que incide en eso. En tono humorístico habla de esos hombres (porque, qué curioso, son hombres casi todos) que sacan de la carretera a los demás conductores. Que te dicen «yo controlo» aunque hayan bebidos dos patxaranes. Que van a 90 km por hora donde marca a 50 y se indignan porque el  coche que les precede respeta los límites y además se lo toman como algo personal.  De aquellos a los que el automóvil  saca lo peor de si mismos. De esos a los que un psicólogo debiera prohibir por su bien y por el del resto de la humanidad que se subieran a un automóvil.

Me parece muy bien este anuncio. Son bobos y punto. Pero conozco a esa gente y de algo estoy seguro. No sólo no les importa que se piense que son bobos. Se ufanan de su estupidez y hacen gala de ello. Machos alfa o, todo lo contrario, individuos apocados a los que la chatarra que les rodea les da la potencia testicular de la que carecen. El anuncio,   bueno y pertinente, podría  acabar con esta frase: «si en la carretera eres un bobo la gente pierde la vida por tu culpa» y además acabarás en la cárcel. Eso es algo tan claro que hasta los bobos lo entienden. Seguir leyendo «Bobos, muy bobos y bobos al volante»

Homicidas con volante y ruedas

Hoy es el Día Contra La Violencia Vial. El tráfico ya se ha convertido en la principal causa de muerte violenta en Europa. En lo que llevamos de año, y a pesar del descenso provocado por medidas como el carnet por puntos, en España han muerto en la carretera más de 3000 personas. La perdida de vidas humanas que se produce en la circulación es equiparable a una pandemia y en este día yo recuerdo a Enaitz Iriondo y a Helena Castillo Zapata. También mando un abrazo a esas mujeres, sus madres, que han tomado la decisión de luchar para que no vuelva a ocurrir lo que les pasó a sus hijos. Mi cariño para Rosa María Trinidad y Flor Zapata y para todos aquellos que han perdido a seres queridos por la Violencia Vial.

Porque, dejemos las cosas claras. No debiera tener la misma valoración penal para el infractor causar un accidente (y recalco la palabra accidente) que matar por una conducción temeraria, agresiva o simple y llanamente homicida. Me comentaba un amigo jurista que, en España, matar con la ayuda de un automóvil sale prácticamente gratis a efectos penales. Las leyes deben cambiar y deben ser más duras para aquellos que ponen en peligro y matan a otros con sus vehículos.


«Ese día yo circulaba bastante rápido
Y el otro rodaba sólo un poco rápido
Respetemos siempre las limitaciones de velocidad»
Seguir leyendo «Homicidas con volante y ruedas»

El efecto menéame, las injusticias y un blog

Helena CastilloAyer comencé a sospechar que algo no era normal cuando, al revisar mi correo, vi un número inusual de comentarios. Todos los días, antes de ir al trabajo mi momento de meditación se convierte en la escritura de una reflexión en alguno de los cuatro blogs que tengo abiertos. Eso me centra y me permite hablar con mis amigos de lo que me preocupa. Además, para un periodista, es un ejercicio de estilo: decir lo que quieres y utilizando los recursos expresivos más adecuados.

Mis amigos saben que odio las injusticias. No hay nada que más me subleve que el poderoso que abusa del débil. Hay asuntos con los que, francamente, no puedo. Uno es el de la violencia de género, al que siempre que tengo ocasión denomino «terrorismo machista». Otro tema es el de las muertes en la carretera.  Esto también tiene ya una definición que pone las cosas claras: Violencia Vial. Coincido con la gente del Real Automóvil Club para los que he escrito esta semana un guión: «es la pandemia del siglo XXI». ¿Os imagináis si todas las semanas muriesen por una enfermedad como, por ejemplo, la gripe aviar 200 personas? La alarma sería inmediata, se movilizarían todos los recursos sanitarios y se dispondrían recursos preventivos de carácter extremo. En la carretera eso pasa y ya lo vemos como si formara parte del paisaje.

Por eso hablé, hace meses, del caso Enaitz Iriondo, un asunto que suma a la desgracia la ignominia de un desalmado que pide a los padres que le paguen los daños que sufrió en su coche por atropellar a Enaitz. Ayer, antes de ir a trabajar recuperé un recorte de una esquela de EL PAÍS. Cuando, en su día, vi ese precioso recuerdo me estremecí. Hacía pocos días que mi hermano, Carlos, había muerto también joven y de una muerte repentina e injusta y me sentí conmovido y lleno de solidaridad. Ese pequeño recorte, al que no quise hacer ningún comentario (se comenta sólo) fue recogido en Menéame Meneamé pesimistay mi blog, pensado para poca gente, para mis amigos y los amigos que recojo por la web fue masivamente visitado.

Si queréis que os cuente mis impresiones, ayer sentí varias cosas: la primera orgullo porque mi pequeña contribución fuera tan vista y comentada siendo, como es, un asunto, para mi, de maxima importancia. La segunda impresión fue de cierta incomodidad. Es como, Wordpresssin querer, ser expuesto al escrutinio de un gran ojo público cuando no lo has deseado. La tercera gratitud a todos esos amigos que habéis llegado hasta mi casa; deseo que la consideréis desde ahora como si fuera la vuestra.

links recomendados:

El blog de la Madre de Helena

Stop Accidentes, el caso Enaitz

Ante la muerte de Enaitz Iriondo: carretera, inhumanidad y asco

Enaitz IriondoHace algunos meses escribía en otro lugar sobre la muerte de Enaitz Iriondo. Para los que no sepáis nada de este asunto recordaros lo ocurrido en palabras de Rosa María Trinidad, la madre de Enaitz:

«Disfrutábamos de nuestras vacaciones en un camping situado en el pueblo de Castañares (Haro – Rioja). Dado que por esa zona no hay mucha circulación, mi hijo solía desplazarse por allí con sus amigos en su bicicleta. Tenía 17 años. El 26 de agosto de 2004, Enaitz regresaba al camping en bici después de haber estado en el pueblo, situado a dos kilómetros. Fue tan cauto que volvía al camping utilizando un camino vecinal que discurre paralelo a la carretera secundaria LR-111. Sin embargo Enaitz al salir a la carretera LR-111, el conductor de un Audi A8 que circulaba a gran velocidad lo arrolló y lo mató.

Un “Informe Técnico” elaborado por un perito establece que la velocidad instantes previos al impacto del turismo, tomó un valor de 160 km/h, habiéndose realizado los cálculos con coeficientes de rozamiento conservadores. El límite de velocidad máximo permitido en esa carretera era de 90 km/h. La frenada fue tan fuerte que las huellas de la frenada estuvieron allí durante casi un año…

Sin embargo, más de un año después (3 de marzo de 2006), cuando intentábamos rehacer nuestras vidas para nuestro asombro e indignación se nos notifico que el conductor que atropelló a mi hijo nos ha interpuesto una denuncia por vía civil. En la demanda, nos solicita el pago de los desperfectos de producidos en su coche por el atropello (valorados en 14.000 Euros) y además nos pide otros 6.000 Euros por el tiempo en que ha tenido que utilizar otro coche sustituto para trabajar. Aunque si bien es verdad que con posterioridad a la demanda, nos hemos informado de que no se le conoce trabajo conocido y no se sabe muy bien en qué trabaja. También nos hemos informado de que la denuncia ha sido interpuesta por voluntad única y exclusiva del conductor, y que ha tenido que acudir a un gran número de abogados porque ninguno de los colegiados quería hacerse cargo del caso, dada la poca ética y moral que demostraba el demandante en su denuncia. Y más indignante es aún que no tengamos noticias de que se le haya impuesto ninguna multa, ni sanción, ni ningún tipo de castigo por lo ocurrido. «

Ahora conozco más del caso. me han enviado un vídeo de un programa de canal Sur y os recomiendo que veáis a qué nivel de bajeza moral se puede llegar. Mirar con detenimiento las declaraciones de la persona que atropello a Enaitz…

Si deseáis solidarizaros con los padres de Enaitz acudir a

http://www.stopaccidentes.org/index.php?nivel=2&claveant=194&cselecc=194

Si deseáis ver el reportaje completo de Canal Sur introducir en youtube «Enaitz Iriondo». Me gustaría que este tema se comentara y que, algún día, llegara la justicia a reparar de alguna manera este asunto.